martes, 9 de septiembre de 2008

Camino del Ojo del Agua



La llegada del coche de línea al pueblo altera la vida tranquila y cansina de sus habitantes. Un recién llegado pasea por las calles sin que nadie sea capaz de imaginar las consecuencias que provocará su presencia.
El desconocido personaje se convertirá en centro de atención de una sociedad rural y cerrada. Paulatinamente, el afecto de sus vecinos se irá convirtiendo en hostilidad y rencor cuando las habladurías se desaten, hasta desembocar en odio al descubrir su antigua relación con el pueblo.
En su soledad contará con el afecto de pocas personas; la mujer más hermosa de la villa y el de un muchacho que se convertirá en su amigo. Años después será el encargado de contar la historia del forastero, los motivos que le llevaron a regresar y los duros momentos que se vio obligado a soportar.

Ya puedes hacer tus comentarios del libro.
También informarte que el autor ira entrado regularmente y responderá a todas las dudas que os vayan surgiendo, como siempre no desvelar nada de la trama y si así es avisad de alguna manera. GRACIAS

5 comentarios:

- dijo...

Aunque ya hace un tiempo que leí esta obra de Gustavo Galán, me gustaría comentarla para el club.

Desde la primera frase, que a mí me parece muy abierta, muy bien encontrada y sugestiva: "Aquél fue un año importante, aunque yo no lo supe hasta mucho tiempo después", hasta el final, el libro, sin ser breve – tiene 333 páginas – en ningún momento pierde el ritmo, ni el lector su interés por descubrir el desenlace. Yo diría que, a medida que uno va adentrándose en sus páginas, no puede evitar dejarse envolver por los sucesos y por los personajes. El autor ha sabido recrear una atmósfera – la de un pequeño pueblo aragonés en la década de los 60 – y tejer alrededor de ésta una emocionante historia, que nos es narrada a través de dos voces, cosa que no hace que en ningún momento el hilo de la trama se vuelva difícil o confuso. Los personajes principales están muy bien construidos: ya en los primeros momentos nos es fácil conocer la psicología y mentalidad de los protagonistas y adentrarnos en su particular mundo. También es remarcable la riqueza de vocabulario, con una gran cantidad de localismos, hecho que lo hace aún más atractivo, si cabe.
Sólo me falta deciros que os animéis a leer “Camino del ojo del agua”. No os decepcionará.

Unknown dijo...

Comentario sobre: “Camino del ojo del agua” de Gustavo Galán Pérez

No estoy seguro de poder asistir a la próxima reunión del club de lectura, y sin embargo me gustaría estar presente a través de estos breves comentarios realizados a vuela pluma.

Abstenerse de leer lo que sigue, quién este leyendo la novela y no la haya terminado.

Desde la última reunión hasta hace unos días, he estado leyendo el “Camino del ojo del agua”. Creo que es importante saber como se ha leído una obra: si de “un tirón”, de forma pausada y constante, o “a salto de mata”. En mi caso he podido disfrutar de poder leerla encontrando los tiempos necesarios para que fuera un refugio al que me apetecía volver después de un par de días sin tocar el libro, realizando una lectura sosegada y con el aliado de la imaginación que iba, en los periodos de descanso , construyendo la masilla de relleno del dibujo completo del mundo que arroja la novela.

Formalmente el desarrollo de la obra se compone de 12 capítulos, a modo de meses del año y un epílogo, cada uno de los capítulos está formado por una narración lineal en el tiempo realizada “supuestamente” por un chaval en edad escolar, y en cada capítulo se anexa un relato, de menor extensión escrita, que a modo de fotografías y con un narrador neutro, va saltando en el tiempo de forma no ordenada cronológicamente, sobre un hecho que ocurrió en una época muy anterior a la narración principal. Esta estructura se desvela como elemento esencial para marcar el ritmo de la novela. La parte principal, que pauta, como ya hemos dicho, los meses del año, se plasma al compás de la vida del pueblo donde sucede la acción, un lugar en el que casi no pasa nada en el quehacer diario; sin embargo el anexo de cada capítulo, produce desde el primer momento la necesidad de la prontitud de la intriga sobre unos sucesos que se ocultan deliberadamente al lector; de esta forma parece que el autor no ha renunciado a la descripción detenida de la “vida del pueblo” pues se asegura, con los anexos, el punto de misterio e incertidumbre, que te obliga a seguir leyendo. Esta estructura de desvencijamiento temporal, predispone al lector a la idea de que el pasado se hace presente, siempre distorsionado por la memoria, y acomodado a las necesidades actuales en el caso de la memoria colectiva; así como induce el anhelo de que al final todo se aclara y el tiempo pone a cada uno en su sitio.

Una interesante cuestión, en la que me gustaría que el autor ahondase, es en el pulso que se mantiene en la narración principal. Desde un primer momento se sabe que el narrador es un escolar de los avanzados de la clase, pero que sería incapaz de decir frases como: “unas extrañas gafas de monturas de pasta ambarina”, observándose en todo el “paseo” un uso muy correcto y culto del castellano, que se agradece, pero al mismo tiempo se ponen de manifiesto los puntos de vista, posturas y gestos que haría un chaval de 13 años ante las situaciones que le ocurren. Es un juego que el autor ha sabido desarrollar, pues poco a poco lo vas aceptando como natural, pero es un artificio muy arriesgado. Y me pregunto, sabiendo que renunciar a la primera persona en la narración supondría una merma en la implicación del lector con la historia, ¿se podría haber sacrificado esta primera persona en la narración, o el coste era demasiado alto?.

El definir la temática como costumbrista es un error, pues realmente, y creo que esto es muy novedoso, realmente no se describe la vida de un pueblo a lo largo de un año, sino la percepción que tiene el relator de esa vida; y esa percepción es permeable a su condición y sus circunstancias. El foco de la narración, no se para en la descripción analítica de las cosechas, del pastoreo, ni de la estructura social del pueblo; sino de aquellos eventos, que a modo de entregas, van sorprendiendo al muchacho. Así, no es necesario que el narrador se describa, pues lo hacen las cosas que le llaman la atención. La apuesta por el protagonista niño es muy interesante, pues no es el jefe de la pandilla, es un poco “hijo de papa” ( recibe clases particulares), además es hijo de la maestra, y algo retrasadillo en la pubertad, pues para estar terminando el colegio no se ha dado cuenta que hay niñas a su alrededor, ya que siempre se habla de las niñas mayores como parte del escenario de juegos. Gustavo Galán es muy honesto en toda la obra, al no dar concesiones a lo políticamente correcto, que entre otras cosas exigiría una participación más activa de los personajes femeninos. Sólo vamos conociendo lo que le llama la atención al narrador y ni siquiera su realidad, pues para él, de tan común es irrelevante; el lector desconoce como es su familia, si su padre se lleva bien con su madre, cómo se lleva con sus hermanas…..

El personaje adulto, el señor Martín, es un viejo salmón que va a desovar, es el objeto narrado en toda la historia, que no termina de desvelar sus secretos. A pesar de ser la luz que debería alumbrar los nexos e intrigas de la historia, juega con el personaje niño al igual que juega con el lector, salvado en ambos casos por la campana postrera Gustavo Galán, a través de su joven personaje, toman un claro e inequívoco partido por el Señor Martín haciéndole encarnar los valores de: tenacidad, discreción, autoestima, cultura, además de adornarlo con un sentimiento de fidelidad al amor de antaño que lo convierten en entrañable ; y sin embargo el personaje tiene bastantes aristas, pues entre sus virtudes podríamos ver algunos “defectos”: manipulador, prepotente, irresponsable y cobarde. Pero al servir de punta de lanza contra lo más iracundo de la religiosidad y cerramientos rurales españoles el lector, sabe que al final el personaje quedará justificado y exonerado de toda culpa. La replica al Señor Martín se la da el sacerdote y el maestro, pero estos personajes están esbozados a base de algunos tópicos.

En resumen, creo que es un libro muy recomendable, para leer con calma, que permitirá disfritar en un tiempo, en que fuimos niños, un tiempo que no ha de volver como no sea en el recuerdo.

A modo de pinceladas:

-Creo que la llegada del autobús al pueblo recuerda demasiado la misma escena de “Bienvenido Mister Marshall”. No se si es casualidad, o si con ello el autor busca generar en la imaginación del lector un espacio rural parecido al de la película.

-Hay algunas partes de la historia que no se cierran: la actitúd caritativa de la abuela de Arcadio, la relación con la Boni. Quizás porque no es importante……

-Gustavo Galán evita deliberadamente contar sucesos propios de la guerra civil ¿por qué?

-La novela goza de una multitúd de personajes con sus historias que ayudan a describir el escenario. Lo difícil es deducir que personajes van a ser claves en la historia. Con tanto nombre, en el pasaje que el Señor Martín se da cuenta que hay algún jubilado que sabía más de lo que decía, en la página 278, inevitablemente tuve que releer páginas anteriores, para dar sentido a las frases. Este laberinto de personajes enriquece la lectura, pero obliga a seguirles un poco la pista releyendo algún pasaje, ¿es intencionado este efecto?

-Los localismos utilizados son perfectamente deducibles en el contexto y no suponen una dificultad a la hora de realizar la lectura. Los mismos dan un tono de cercania a la situación y a la tierra.

Y la última pregunta, recordando lo que dijo Gustavo en la presentación ¿Por qué había que escribir este libro?



Un saludo al club

Fernando E. Ruiz

1 de noviembre de 2008 22:04

Gustavo Galán dijo...

Hola a todos

En primer lugar, querría dar las gracias a Zálata por sus palabras y su apoyo que no me ha faltado desde que publiqué la novela. Algo muy importanten para un escritor primerizo.

Sobre el comentario de Fernando Ruiz. Tambien me gustaría darte las gracias por tu crítica de la novela, por tus comentarios y por tu forma de leer la novela. Planteas muchas cosas y muy interesantes desde mi punto de vista y no sé sí el blog es el mejor medio para responderte. En cualquier caso, lo voy a intentar hacer con concisión y rapidez, pero sin dejarme nada.

Efectivamente, la estructura de la novela es esencial para marcar el ritmo de la novela, ya que a la narración lineal del chaval en edad escolar se hacia necesario un contrapunto sobre hechos anteriores, antiguos, lejanos en el tiempo, pero sobre los que se cimenta la trama descrita por el chaval. De alguna manera, había que relacionar ambas épocas y estructurar la novela en dos planos narrativos temporales me pareció una buena idea.

Comienzo con tu petición sobre el pulso que se mantiene en la narración principal, para el que qué pides mayor ahondamiento. El narrador no es exactamente un escolar adolescente. Es una persona ya mayor que recuerda una época en la que era escolar adolescente. Esto es, que la narración está realizada por una persona ya mayor, se supone que instruida, pero a partir de los recuerdos que guarda en su memoria de la época en la que era escolar adolescente. Evidentemente, un escolar es difícil que pronuncia frases como la que comentas “gafas de pasta ambarina”. Sin embargo sí es una frase perfectamente posible escrita por una persona mayor recordando como él descubrió las gafas de una señor mayor que llegaba al pueblo. Con sus recuerdos y su bagaje cultural y lingüístico pude llegar a escribir esa frase, ya que seguramente eran las primeras gafas de pasta que veía, pero que son de pasta lo sabe mucho tiempo después. La narración se sustenta en los recuerdos del chaval, y de esa forma quedan reflejados en la mayoría de las ocasiones, pero en otras, se ven tamizados por el paso del tiempo y sus consecuencias en la persona que los describe: ya es una persona mayor con mayores conocimientos.

Teniendo en cuenta esto, sobre la pregunta que haces sobre el coste de sacrificar a primera persona en la narración. En mi opinión y en mi deseo al desarrollar la historia, el coste era demasiado alto. Por eso utilice la primera persona. Utilizar la primera persona permite una serie de reflexiones que, en mi opinión, hubieran sido mas dificultosas de expresar en el caso de que la narración estuviera hecha en tercera persona. Es el caso de las relaciones del chaval con su pandilla, o cómo ve él los sucesos desde su punto de vista, su edad y su escaso conocimiento de el trasfondo de la historia. Sin embargo, este hecho de narrar en primera persona también supuso una serie de problemas a la hora de desarrollar y plantear algunos episodios de la trama, como por ejemplo en el desenlace o otros momentos puntuales. Sopesando ventajas e inconvenientes, me dio la impresión que la narración era mas rica sí se plantaba en primera persona. Y sobre los problemas que esto me planteó, creo que su resolución no resiente la novela.

Estoy de acuerdo contigo en que no es una novela costumbrista en sentido estricto, aunque en el plano principal de la novela haya una buena parte de relato en el que se intenta detallar el compás de la vida en el pueblo. Dar estos detalles sobre la vida diaria en el pueblo eran importantes por varios motivos: de una parte remarcar el sentido de sociedad pequeña y encerrada en si misma. También para remarcar el hecho de que en la época en la que el chaval describe los hechos se produjeron en muchos de estos pueblos una serie de cambios que alteraron sobremanera su vida y su futuro (emigración, adelantos tecnológicos, etc. ) Y por último, quise hacerlo así porque me parece que es un tiempo y un espacio y, como conjunto, una forma de vida, que ha desaparecido. Y a desaparecido con sus virtudes y sus defectos.

Sobre los personajes femeninos de la novela. Esta parte de la novela ha planteado algunas discusiones entre los/las lectores/as y, en general, las personas de mi entorno. Opiniones no voy a decir que encontradas, pero sí muy dispares. Voy a intentar dar mi postura sobre el tema. En el momento de la vida de este chaval y en aquel tiempo, el mundo femenino no existía al margen del mundo femenino familiar. Y esto era así, al menos así lo recuerdo yo en una edad mas o menos como la del protagonista y en aquellos momentos en la España rural. Muy probablemente -no soy sociólogo ni nada parecido-. los ritmos vitales de los niños o adolescentes cada vez se alcanzan a una edad mas temprana. Pero en el tiempo de la novela, el protagonista estaba en época prepubertad por decirlo de algún modo. Un momento en el que casi sus únicas preocupaciones como futuro es parecerse a sus mayores, es decir, hacer las mismas cosas que hacen sus “hermanos mayores”. Por otra parte me gustaría recordar que en aquella época, la liberación femenina apenas había llegado a las zonas rurales (escuelas separadas, juegos separados, zonas en la iglesia definidas, etc.) en fin, dos mundos distintos y separados en si mismos, además de que el protagonista está todavía en una edad preadolescente. Quizás, con la misma edad y en un pueblo similar, en la época actual, ya se podría decir que es un adolescente y como tal, tendría sus comportamiento. Pienso que en aquel momento todavía no, estaba a punto pero todavía no había dado el salto. De ahí, que además de que el mundo femenino, en el pueblo en general estuviera separado del masculino, él no prestara demasiada atención todavía al mundo femenino. Y efectivamente, los personajes femeninos que aparecen son los de la historia, sin mas.

Sobre el señor Martín: Vuelve a desovar, como dices. Es un poco el mito del eterno retorno. Un poco el volver para cerrar el circulo de su vida, enfrentándose a sus fantasmas y a su pasado. No vuelve a su lugar de origen. Vuelve al lugar donde su vida comenzó a tomar sentido, donde quizás tuvo el mejor momento de su vida, pero que sin embargo se le escapó. Y al volver, vuelve con todos sus defectos (cobarde, prepotente, etc) y sus virtudes (leal, discreto, conciliador, etc.). El cura y el maestro están construidos a base de tópicos, pero es que los tópicos surgen a partir de una realidad repetida y estos son tópicos totales (cura retrógrado, maestro que no es maestro, etc.) tópicos y comportamiento que, afortunadamente creo que han desaparecido.

Las pinceladas

- No había caído en la escena de Bienvenido Mister Marshall, más bien me fijé en algún relato de Torrente Ballester

- la relación con la Boni sí que creo que se cierra, o al menos, no creo que se deba ir mas allá y sobre la abuela de Arcadio, puede ser que no se cierre, pero sólo quería contar a historia de algunas mujeres que se pasaron muchos años llevando comida a gente “huida” de todo tipo. Yo conocí alguna de esa mujeres.

- Sí, evito contar sucesos propios de la Guerra Civil. Sólo me interesaba introducir un aspecto de esta guerra y es en el que está basada la trama. Entre el comienzo de la guerra (18 de julio) y el momento en el que ya quedaron definidos los frentes de batalla (tres o cuatro meses después), en muchos pueblos un poco apartados (alejados de las noticias, etc.) se produjeron una serie de violentos sucesos al amparo de la guerra pero que no tenían nada que ver con la guerra (rencillas personales, disputas territoriales, envidias, historias sentimentales, etc.) Es en estos meses cuando mucha gente optó por tomarse la justicia por su mano y se escudó en uno u otro ando para “liquidar” sus asuntos pendientes. Dependiendo de qué bando se creía que iba ganando la batalla en función de las noticias que llegaban, los partidarios se envalentonaban y se tomaban la justicia por su mano. Eran momento en los que todo estaba por decidir, incluso las decisiones personales. Así se dieron muchas paradojas de gente que aparentemente (por ides, condición, creencias, etc.) estaba en el lado equivocado. Lo estaba con el único fin de ajustar sus cuentas particulares. Eso es un poco la historia del señor Martín. Por otra parte, la historia –aunque totalmente ficticia- está punteada con algunos hechos reales (el episodio del encuentro con el alcalde del pueblo vecino, etc.). No quería profundizar en hechos –tremendamente violentes y terribles- que hoy, aunque todo el mundo esté de acuerdo en que no deben de volver a suceder, todavía levantan algunas ampollas, mas en zonas rurales donde todavía quedan restos del pasado (enemistades, recelos, etc.)

- Es posible que haya multitud de personajes, pero es que en un pueblo los hay.

- Los localismos. Quería mantener el lenguaje propio de la época y el lugar. En algún caso es castellano en desuso o poco usado, en otros, “aragonesismos” de uso frecuente en el ámbito rural.


Nada más, nuevamente muchas gracias por tus comentarios y espero que los míos te hayan servido. Si no puedes venir a la reunión, espero que nos podamos encontrar en otra ocasión


Un saludo a todos y espero veros el viernes 7 en la Libreria Caballero.

Unknown dijo...

Saludos al club.
Me gustaría dejar constancia del agradecimiento a Gustavo Galán por su interes y elegancia a la hora de contestar de forma tan precisa mi comentario. Sí que sería, para mi, muy intresante poder volver a encontrarnos en persona para poder charlar sobre los aspectos comentados y alguno otro.
Intentaré llegar el viermnes, aunque se tarde.
Un afectuoso saludo: Fernando Ruiz

varego dijo...

El leer una novela es en sí mismo un profundo ejercicio de introspección, pues encontramos en todas ellas puntos referenciales comunes entre la trama y nuestra propia vida. Por eso, la lectura de Camino del Ojo del Agua la he vivido como algo íntimo. Han sido ratos en los que empiezas casi como obligación, y acabas devorando hoja tras hoja, con un ojo en el papel y el otro en el reloj (venga, que son las once y media, mañana te levantas a las seis, todavía puedes leerte un poco más...). Es una novela de estructura complicada, con varias subtramas. El protagonista está relatando un suceso importante para la trama principal y de repente encadena una historia secundaria (la descripción de algún personaje, un comentario acerca de algún suceso relacionado con él...) pero lo hace con la suficiente concisión y maestría como para no restar ritmo a la narración y enriquecer el conjunto. Los localismos, aunque abundantes, no son nada complicados y normalmente por el contexto, ni siquiera te da tiempo a pensar que no entiendes el significado de la palabra.
Efectivamente, es una descripción bastante buena de la vida en un pueblo, imagino que entre los cincuenta y los sesenta. Costumbres que ahora, a las nuevas generaciones, nos resultan incluso chocantes (la rígida estructura "familiar" del pueblo, la forma inocente de divertirse los jóvenes, los niños de trece, catorce años que son efectivamente eso: niños) pero que aún hoy, en algunas poblaciones aisladas, son realidades patentes.
También encuentro una necesidad (puede que sea una apreciación mía) del autor de describir parte de su infancia, o puede que de la de sus padres. Centrarla en un lugar muy concreto (y muy conocido para él) y así construir una historia, tanto para contarla (él mismo afirma que era la novela que tenía que escribir) como para describirnos ese mundo rural que tan bien parece conocer.
Los personajes están bien construidos; exceptuando a los protagonistas principales, que se van descubriendo poco a poco, el resto están esbozados con una pincelada, para complementar la estructura de la obra, pero sin distraer de lo verdaderamente importante.
Un único pero he encontrado, e incluso este puede ser una apreciación personal, y es que encuentro demasiado enconado el sentimiento de miedo, de suspicacia, de odio hacia el desconocido. Encuentro algo forzados los comentarios de los habitantes del pueblo hacia el anciano. Puede ser que es una situación algo alejada de nuestra perspectiva actual, que ya no vivimos en pueblos cerrados y endogámicos, como parece ser el de la novela. Aparte de esto, creo que es un libro muy bien escrito, con el ritmo suficiente para mantener el interés del lector y con una acertada pauta de descripción para que el lector intente por sí mismo llenar los huecos que puedan quedar, imaginar qué es lo que pasó realmente y construir en su mente una historia, que estoy seguro, será distinta en cada uno de nosotros.
Mi sincera felicitación para Gustavo, por haber conseguido escribir la novela que quería (¿necesitaba?) y al mismo tiempo, hacer la novela que todos pueden leer y seguro que gustar a la mayoría.
Un abrazo.